lunes, 16 de mayo de 2011
sábado, 7 de mayo de 2011
Canción Para Seducir A Un Angel
Raúl Galán
Mi oveja ramonea manojos de luz fina.
El aire la decora de azul ana-maría.
Señora Poema, niiña de los cielos rubios,
la dalia de los sueños madura en tu capullo.
Estimada corzuela y muy señora mía,
atentamente beso la luz de tus orillas.
Virgen de los violines, señora Poema,
ayer una gaviota y mañana una estrella.
Por ti claman los ángeles con sed y pesadillas.
La rosa de los vientos se despeina y conspira.
Señorita y antojo, niña de azules grillos.
Dos ágiles magnolias derogan tu corpiño.
Mi flor y mi alimento, mi oronda maravilla,
ancladas en tu seno gimen las golondrinas.
Yo no te digo nada, señorita Poema,
apenas mi canción y mi silencio apenas.
Prometida del sueño, el aire, enamorado,
se desangra en azules y raudales de pájaros.
Ternera de oro, muge tu dulce epifanía
que a tus pies enmudece la muerte ya vencida.
Señorita Lucero, niña de las alondras
en tu vientre reclama de soledad la rosa.
Señorita Milagro, mujer y antología,
te canta una saeta el toro de la vida.
En un talón claveles, en un hombro la aurora,
mientras estas palabras te besan y coronan
en el centro del mundo despierta una paloma.
Mi oveja ramonea manojos de luz fina.
El aire la decora de azul ana-maría.
Señora Poema, niiña de los cielos rubios,
la dalia de los sueños madura en tu capullo.
Estimada corzuela y muy señora mía,
atentamente beso la luz de tus orillas.
Virgen de los violines, señora Poema,
ayer una gaviota y mañana una estrella.
Por ti claman los ángeles con sed y pesadillas.
La rosa de los vientos se despeina y conspira.
Señorita y antojo, niña de azules grillos.
Dos ágiles magnolias derogan tu corpiño.
Mi flor y mi alimento, mi oronda maravilla,
ancladas en tu seno gimen las golondrinas.
Yo no te digo nada, señorita Poema,
apenas mi canción y mi silencio apenas.
Prometida del sueño, el aire, enamorado,
se desangra en azules y raudales de pájaros.
Ternera de oro, muge tu dulce epifanía
que a tus pies enmudece la muerte ya vencida.
Señorita Lucero, niña de las alondras
en tu vientre reclama de soledad la rosa.
Señorita Milagro, mujer y antología,
te canta una saeta el toro de la vida.
En un talón claveles, en un hombro la aurora,
mientras estas palabras te besan y coronan
en el centro del mundo despierta una paloma.
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